De hecho a todo esto ya ha empezado a ser así, afectando no sólo al periodismo de prensa, radio y televisión tradicional, que ha tenido que reciclarse y buscar nuevos formatos, sino, y sobre todo, al digital y a su propio lector, como nuevo usuario. El periodismo digital ha trastocado los géneros tanto unipersonales como iunterpersonales, convirtiéndolos en estructuras mínimas de contenidos. Esto es así porque los usuarios de Internet disponen de poco tiempo para leer las informaciones que les interesan. Todo ello ha provocado que los textos del periodismo informativo digital se constituyan de unas pocas líneas, las justas que quepan en una pantalla estándar de ordenador. Ala vez, los géneros como la crónica, el reportaje, la entrevista, que necesitan mayor profundidad y elaboración de sus temas, exigen una descomposición textual de sus partes con la finalidad de ofrecer al internauta la posibilidad de leerlas o de seguir con otra parte del texto de la información e incluso con otra información diferente; de ahí la importancia del hiperenlace como puerta de conexión entre despieces o entre informaciones.
La multimedialidad, por otra parte, se ha convertido en el contenedor de todos los formatos de información, provocando que el usuario de Internet la demande cada días más. El receptor puede recibir texto, audio, vídeo, imágenes, animaciones y puede escoger uno, varios o todos los formatos a la vez, lo que sin duda le da más autonomía y mayor poder de decisión y manejo de los contenidos.
A la prensa, radio y televisión actuales, a su vez, no le has quedado más remedio que sumarse a la experiencia digital de sus medios, volcando a la red sus formatos de una forma casi literal. Con el tiempo, y a medida que Internet vaya generando una confianza total y global entre usuarios u empresarios, estos medios van a disponer de sus propios equipos de profesionales, los cuales ofrecerán los contenidos matrices del periódico, emisora o cadena, pero con identidad e incluso con ediciones propias, tal y como empiezan a observarse en algunos medios, aunque de forma tímida y con poca decisión económica-empresarial.
La nueva era acaba de empezar a pesar de llevar tres lustros de pruebas. A lo largo de este siglo se conocerá el camino elegido y de qué manera va a afectar al ser humano, principal creador, distribuidor y consumidor de todos estos medios, tanto digitales como tradicionales.
ALMAGRO
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